La importancia de tener una buena microbiota intestinal

microbiota intestinal

¿Qué es la microbiota intestinal o gut microbiota?

Definición de microbiota intestinal

La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos que viven en nuestro intestino. La parte mejor conocida está compuesta por las bacterias, pero en el intestino también hay hongos, protozoos, virus y arqueas. Cada parte del tubo digestivo tiene un número diferente de microorganismos, siendo menor en el esófago y el estómago y aumentando conforme se acerca el final del intestino grueso. 

Microbiota y microbioma: ¿cuál es la diferencia?

A menudo se usan estos dos términos como si fueran equivalentes, pero no son exactamente lo mismo. La microbiota se refiere a los microorganismos en sí. El microbioma a su vez se refiere al genoma, el material genético, de la microbiota. Otras veces, se usa para englobar tanto el material genético como a los microorganismos.

El término microbioma es más completo – porque en realidad las funciones de la microbiota dependen de sus genes – pero la costumbre hace que el término microbiota se utilice tanto o más como la palabra microbioma. No hay que confundir estas dos palabras con “la macrobiótica” como sucede a veces: ésta es una tendencia filosófica y dietética.

Composición de la microbiota intestinal

La parte más conocida como hemos comentado es la bacteriana. Las bacterias del intestino se clasifican en grandes grupos, siendo los principales Firmicutes, Bacteroidetes, Actinobacteria, Verrumicrobia, Proteobacteria y Fusobacteria. 

Los Firmicutes y Bacteroidetes son los más abundantes. Por ejemplo, los lactobacilos pertenecen a los Firmicutes pero también otras bacterias como los enterococos, los Ruminococcus o el Faecalibacterium prausnitzii son Firmicutes. Prevotella y Bacteroides de diversas especies pertenecen a los Bacteroidetes. Las bifidobacterias son el ejemplo típico de Actinobacterias y la única bacteria de nuestro intestino que conocemos – de momento – de las Verrucomicrobia es la Akkermansia muciniphila. Las Proteobacteria son microbios como Helicobacter pylori, Escherichia coli o la Salmonella

En realidad, cuando de microbiota hablamos, no es que haya – en general, por supuesto que hay excepciones – bacterias “malas” y “buenas”: todo depende del equilibrio entre ellas, si bien algunas las querremos mantener lejos de nuestro intestino, como por ejemplo las cepas de Escherichia coli que producen diarreas hemorrágicas.

Se piensa que hay al menos tantos virus como bacterias en el intestino; otros científicos consideran que hay 5-10 veces más virus que bacterias. La mayoría de estos virus no son virus que afecten a nuestras células: son bacteriófagos que modulan a nuestras bacterias. 

La cantidad de hongos y protozoos es mucho menor que la de bacterias o virus, pero tienen una parte importante en el equilibrio intestinal, aunque a menudo no se hacen notar hasta que no crecen en exceso, dando problemas de salud intestinal. 

Las arqueas son un tipo de microorganismos que se parecen mucho a las bacterias pero no se clasifican dentro de éstas. La mitad de los humanos tiene grandes cantidades de arqueas, que producen metano, un gas que genera enlentecimiento del tránsito intestinal.

Funciones de la microbiota intestinal

La microbiota intestinal es fundamental para mantener la salud intestinal y del resto del cuerpo. Además de las funciones locales de la microbiota del intestino, ésta participa en regular la función de órganos a distancia como el cerebro, el corazón, el hígado, el páncreas o incluso la glándula tiroides. Son los llamados ejes: intestino-cerebro, intestino-piel, intestino-riñón, y así sucesivamente. 

Esta regulación se ejerce sobre todo por la mediación de sustancias fabricadas por la microbiota, como por ejemplo los ácidos grasos de cadena corta como el butirato. Pero no sólo eso: además la microbiota regula el estado del sistema inmunitario, pudiendo modular su estado de antiinflamatorio o proinflamatorio según el tipo de señalización que genere. Además, la microbiota intestinal fabrica vitaminas como la K o las del grupo B, que también ejercen sus acciones en todo el organismo.

Por lo demás, a nivel local los microorganismos son parte fundamental de la llamada barrera intestinal: la primera línea de defensa contra los microbios patógenos que pueden entrar por la comida. Adicionalmente, participa de degradar o procesar las sustancias tóxicas como las micotoxinas, los metales pesados o algunos antígenos alimentarios como la gliadina o la caseína. 

Por otro lado, la digestión de los alimentos depende en parte de la microbiota, y hay componentes como los carbohidratos accesibles a la microbiota o los polifenoles que dependen de su procesamiento por parte de la microbiota. Todo esto pasa por supuesto por mantener una mucosa intestinal saludable tanto en la parte celular como en el moco y las sustancias que se producen por parte de las células intestinales: todas estas funciones se regulan por la microbiota.

La modulación del sistema inmunitario que hemos comentado no sucede solo a nivel general: esta regulación comienza por el sistema inmune asociado a la mucosa digestiva. La microbiota ayuda al sistema inmune a distinguir qué es propio y qué es extraño, contra qué nos tiene que defender y qué cosas puede dejar pasar sin problemas.

Por lo tanto, de forma resumida, podríamos decir que la microbiota intestinal tiene una función metabólica (de fabricación de sustancias), de barrera, de defensa (conjuntamente con el sistema inmunitario), de mantenimiento del tubo digestivo y de comunicación con todo el resto del organismos por los ejes intestino-órganos. 

Gut microbiota dysbiosis o disbiosis intestinal

La disbiosis intestinal consiste en el desequilibrio de la microbiota intestinal. Habitualmente lo que se produce es un exceso de las especies llamadas patógenas: sobre todo las enterobacterias, aunque por ejemplo Fusobacterium nucleatum también es un microbio problemático. 

Y cuando unas poblaciones de microorganismos están en exceso, es que hay otras que sufren y se ven mermadas: en las disbiosis intestinales pueden bajar las bifidobacterias, los lactobacilos o la microbiota muconutritiva como la Akkermansia muciniphila. No hay un tipo único de disbiosis, pero sí que se sabe que personas con el mismo tipo de enfermedad suelen tener el mismo tipo de disbiosis.

¿Cómo saber si tengo alteración de la microbiota?

En la actualidad hay múltiples empresas que llevan a cabo estudios o análisis de la microbiota intestinal. Básicamente, se recoge una muestra de heces y con técnicas avanzadas de biología molecular se examina el material genético presente en la muestra. Como muchas bacterias se conocen muy bien y se sabe la secuencia de su material genético, se puede estudiar en qué cantidad hay de cada tipo de bacterias utilizando bases de datos para comparar el material genético de la muestra. 

También se pueden identificar otros microorganismos como hongos, protozoos o virus. Sin embargo, aún no se conocen todas las especies de microorganismos que pueden habitar nuestro intestino, y una parte del material genético analizado pertenece a especies sin identificar. Aun así, cada año se va ampliando el conocimiento en este campo y se incorporan nuevos géneros y especies de microorganismos a las bases de datos.

El precio de este tipo de estudios varía entre los 200 y los 800 euros, dependiendo del tipo de técnica utilizada y de la información adicional que se proporciona. Antes de realizarse este tipo de análisis, conviene conocer en detalle las especificaciones de la técnica que se utiliza y preguntar si se determinan también otros parámetros como los de inflamación y permeabilidad intestinal, por ejemplo. 

El estudio de la microbiota fecal da una imagen parcial del estado de la microbiota intestinal, porque la información es sobre todo referente al intestino grueso pero poco nos dice sobre el estado de la microbiota del intestino delgado. Además, la proporción de microorganismos que están en la luz intestinal no es exactamente la misma que la que está más cerca de la mucosa. Aun así, es una técnica interesante para conocer el estado de nuestra microbiota, que sin duda irá avanzando más en los años venideros.

¿Cómo cuidar, mejorar, restaurar y equilibrar la microbiota intestinal?

Para tener una microbiota saludable que nos asegure un estado de salud óptimo, se deben revisar varios aspectos de nuestro estilo de vida. Por un lado, es importante alimentar a nuestros microorganismos con alimentos prebióticos que favorecen a la microbiota, como contamos en este artículo. Además, los probióticos, prebióticos y sinbióticos son suplementos interesantes para modular la microbiota intestinal de forma más individualizada. 

El trasplante de microbiota fecal es en realidad una técnica ancestral que ya realizaban en la medicina China de hace un par de milenios, que en la actualidad se estudia en el contexto de múltiples patologías. No obstante, no es una panacea y, aunque los resultados en algunos campos son prometedores, en otros resultan algo decepcionantes. Por otro lado, si solo se hace un trasplante de microbiota pero no se cambian las causas que motivaron la disbiosis en primer lugar, la patología es difícil que se resuelva de forma definitiva. Además, en ocasiones el donante de las heces puede tener predisposición a alguna enfermedad que no haya manifestado aún y con el trasplante transferirla al receptor. Sin duda, es un campo para seguir investigando para asegurar la seguridad y eficacia de este procedimiento. 

Libros sobre Microbiota

Si quieres aprender más sobre microbiota, te recomendamos para empezar el libro ¡Es la microbiota, idiota!, de la Dra. Sari Arponen. Puedes conocer más sobre el libro en este episodio del podcast. Otro libro muy recomendable es La revolución psicobiótica de Ted Dinan, John Cryan y Scott Anderson. En inglés, The Human Superorganism de Rodney Dietert también es muy interesante.

Sobre probióticos, tienes el magnífico El Revolucionario mundo de los probióticos de la Dra. Olalla Otero. 

Aprende más sobre microbiota

En el podcast hay otros episodios en los que hablamos sobre la microbiota. Por ejemplo, entrevistamos a Antonio Carmona para hablar sobre cistitis, prostatitis y microbiota. Sobre obesidad y microbiota hay dos episodios (episodio 22 y 23), porque es un tema que da mucho de sí; encontrarás varios más en en el podcast.

Además, en la membresía de Slow Medicine Institute hay cada mes un contenido exclusivo sobre microbiota. También en los cursos monográficos, como el de Antonio Valenzuela de Suplementación efectiva en neuroinflamación, se incluyen apartados específicos sobre microbiota.

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